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Cómo cuidar los áridos naturales de nuestros jardines


01 Marzo 2025

Cuidar los áridos naturales o piedras en el jardín es una parte fundamental para mantener un espacio ordenado y armonioso, especialmente si estas piedras forman parte de un diseño de paisaje como un jardín rocoso, una zona de gravilla o una camino de piedra.

Las piedras, además de ser un elemento decorativo, también tienen una función práctica, ya que ayudan a la gestión del agua, previenen la erosión y agregan textura y carácter al espacio. Estos son algunos consejos para mantenerlas en buen estado:

Limpiar las Piedras Regularmente
Las piedras en el jardín pueden acumular polvo, suciedad, musgo o incluso algas si están expuestas a la humedad. Una limpieza regular no solo mejora su apariencia, sino que también evita la acumulación de sustancias que puedan dañar su integridad.

Cepillado con agua y jabón suave: Usa un cepillo de cerdas duras con agua tibia y un jabón suave para frotar las piedras. Evita usar detergentes o productos abrasivos que puedan dañarlas.

Eliminación de musgo y algas: Si las piedras tienen musgo o algas, una mezcla de vinagre blanco y agua (50/50) puede ser eficaz para eliminar estos organismos. Aplícalo con un pulverizador y deja actuar por unos minutos antes de frotar con el cepillo.

Limpieza a presión: Si las piedras están muy sucias o cubiertas de barro, puedes usar una hidrolavadora con una presión suave para no dañar la superficie.

Mantener las Piedras Estables
Con el tiempo, especialmente en jardines con caminos o áreas pavimentadas con piedras, es posible que las piedras se deslicen o se aflojen. Asegrura que están estables para evitar que se muevan o se conviertan en un peligro de tropiezo.

Reajustar las piedras sueltas: Si alguna piedra se mueve o se sale de su lugar, simplemente retírala, limpia el área de gravilla o tierra, y vuelve a colocarla de forma segura. Puedes usar una capa de arena o gravilla para fijarlas mejor.

Evitar la compactación excesiva: Al instalar piedras en caminos o patios, asegúrate de que estén bien asentadas pero sin apretarlas demasiado, ya que la presión excesiva puede hacer que se fisuren o se dañen con el tiempo.

Evitar el Uso de Productos Químicos
Los productos químicos como herbicidas, pesticidas o fertilizantes pueden dañar las piedras, sobre todo si entran en contacto con ellas de forma directa. Algunas sustancias pueden hacer que las piedras pierdan su color o textura original.

Evitar productos corrosivos: No uses ácidos fuertes o productos que puedan dañar las piedras. Si necesitas controlar plagas, opta por soluciones orgánicas y no abrasivas.

Fertilización controlada: Si las piedras están cerca de plantas, asegúrate de que los fertilizantes no entren en contacto directo con las piedras, ya que algunos productos pueden causar manchas difíciles de quitar.

Prevenir la Erosión de las Piedras
En algunas áreas de jardín, especialmente donde el agua corre o se acumula, las piedras pueden desplazarse debido a la erosión causada por lluvias intensas o riego. Esto puede alterar el diseño del jardín y hacer que las piedras se deslicen.

Uso de mallas o geotextiles: Colocar una malla geotextil debajo de las piedras puede ayudar a prevenir que se muevan con el tiempo, al mismo tiempo que permite que el agua drene adecuadamente.

Caminos con bordes definidos: Si estás usando piedras para crear un camino o una zona pavimentada, asegúrate de que las piedras estén bien delimitadas por bordes o una base sólida para evitar que se deslicen.

Utilizar Piedras Adecuadas para el Clima
Las piedras naturales son muy duraderas, pero algunas pueden ser más sensibles a ciertos cambios climáticos. Por ejemplo, las piedras porosas o aquellas que contienen materiales como la caliza pueden verse afectadas por el agua dura o los cambios de temperatura extremos.

Piedras resistentes al clima: Si vives en un lugar con clima extremo (mucho frío o calor), es recomendable elegir piedras que sean resistentes a las inclemencias del tiempo. El granito y el basalto son opciones duraderas, mientras que las piedras calcáreas o areniscas pueden no resistir tanto los cambios térmicos.

Evitar heladas: En climas fríos, las piedras porosas pueden absorber agua, y al congelarse, el agua puede hacer que las piedras se agrieten. Si es posible, utiliza piedras más duras o asegúrate de que las piedras más vulnerables se protejan durante el invierno.

Mantenimiento Estético
Las piedras son un elemento clave en el diseño de jardines, y es importante mantener su estética para que sigan complementando el entorno de manera atractiva.

Reemplazar piedras rotas: Si alguna piedra se rompe o se daña, reemplázala lo antes posible para mantener la estética del jardín. Asegúrate de elegir piedras del mismo tipo y tamaño para que el diseño se mantenga uniforme.

Limpiar los espacios entre piedras: Si tienes un camino o una superficie pavimentada con piedras, las grietas entre ellas pueden llenarse de musgo, maleza o suciedad. Puedes usar una pequeña pala o un raspador para mantener esos espacios limpios.

Evitar la Exposición Directa a Materiales Ácidos
Algunas piedras, como el mármol o la caliza, pueden reaccionar negativamente cuando entran en contacto con sustancias ácidas, como vinagre, jugos de frutas o incluso el agua de lluvia en zonas muy contaminadas.

Protección de superficies delicadas: Si tienes piedras que son sensibles a los ácidos, como el mármol o la caliza, asegúrate de no dejarlas en contacto con productos ácidos. Considera sellarlas con un sellador especial para protegerlas de manchas y deterioro.


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